El pasado 5 de mayo de 2020, S&P Global Ratings confirmó sus calificaciones soberanas de largo y corto plazo de ‘BB’ y ‘B’, respectivamente, de Paraguay. La perspectiva se mantiene estable. Al mismo tiempo, confirmamos nuestra evaluación de transferencia y convertibilidad de ‘BB+’.
La perspectiva estable refleja que, en los próximos 12 a 18 meses, la desaceleración económica global y la pandemia de COVID-19 se traducirán en déficits fiscales extraordinariamente elevados y en un rápido incremento de la deuda del gobierno para el soberano. Dicho lo anterior, una recuperación económica en 2021 y un crecimiento sostenido en adelante, además del compromiso del gobierno con la consolidación fiscal, deberían estabilizar el deterioro del perfil externo de Paraguay y la carga de deuda del gobierno.
S&P Global Ratings considera que podría bajar la calificación durante los próximos 12 a 18 meses si el desempeño económico es peor que el esperado o si una respuesta inadecuada de políticas de parte del gobierno perjudica la trayectoria de crecimiento de largo plazo de Paraguay y empeora su perfil financiero y económico.
De no lograr estabilizar las finanzas públicas tras el deterioro esperado en 2020 se podría incrementar significativamente la deuda neta del gobierno general, lo que llevaría a una baja de calificación.
Escenario positivo
S&P Global Ratings podría subir sus calificaciones durante los próximos 12 a 18 meses si observa una formulación de políticas más efectiva y el fortalecimiento de las instituciones públicas y de la gobernabilidad, reduciendo así el riesgo de inestabilidad o de cambios inesperados en la política económica que perjudican la confianza de los inversionistas. Un sistema de pesos y contrapesos más fuerte entre las instituciones públicas y mayor previsibilidad y transparencia de las decisiones de políticas, podrían mejorar la evaluación institucional de Paraguay por parte de la calificadora internacional.
También podría subir suss calificaciones si una mayor diversificación económica incrementa el ingreso per cápita y reduce la vulnerabilidad a los precios de las materias primas internacionales (commodities) y a condiciones climáticas adversas. Además, Paraguay podría subir sus notas si la credibilidad de su política monetaria se fortalece, contribuyendo a una reducción sostenida de la dolarización de la economía, fortaleciendo la capacidad del Banco Central de dirigir la política.
Fundamentos
Las calificaciones de Paraguay por parte de la S&P Global Ratings reflejan el balance entre los sólidos fundamentos macroeconómicos y las débiles instituciones políticas, bajo ingreso per cápita, limitada flexibilidad monetaria y alto nivel de dolarización del sistema financiero. A pesar del incremento en la deuda del gobierno debido al impacto de la pandemia de COVID-19 y el subsiguiente ciclo económico adverso, un perfil todavía moderado de deuda externa neta y de deuda del gobierno sostiene las calificaciones de nuestro país.
Por otra parte, las débiles instituciones de Paraguay y el sistema político en evolución afectan la visibilidad y predictibilidad de largo plazo en la formulación de políticas en general. Además, la economía es vulnerable a la volatilidad debido a su aún elevada concentración económica en unos pocos commodities y socios comerciales, sostiene la calificadora.
Perfil institucional y económico
La economía de Paraguay probablemente se contraiga fuertemente en 2020, pero se recupere rápidamente en los próximos dos años, según S&P Global Ratings que espera que la economía paraguaya se contraiga 2.5% en 2020 y se recupere a aproximadamente 4.5% en 2021. Considera además que el gobierno mantendrá su compromiso con la consolidación fiscal a medida que la economía empieza a recuperarse. A pesar de una mejora gradual, las instituciones políticas todavía en desarrollo y los débiles pesos y contrapesos limitan la predictibilidad y eficacia de la formulación de políticas. En marzo de 2020, Paraguay declaró prontamente el estado de emergencia nacional e implementó una serie de medidas para contener la propagación del COVID-19, incluyendo el cierre de sus fronteras, toques de queda obligatorios y la suspensión de todas las actividades no esenciales.
Se espera que la caída repentina de la demanda interna y externa tenga un impacto severo en la economía de Paraguay en 2020, que solo se mitigará parcialmente por las mejores perspectivas del sector agrícola este año. Bajo el escenario base dibujado por la S&P Global Ratings, nuestra economía se contraería 2.5% en 2020, tras un año de crecimiento cero en 2019 debido a una fuerte sequía, inundaciones y acentuada incertidumbre política. Se proyecta que la economía se recuperará rápidamente en 2021, gracias a las mejores perspectivas agrícolas y una recuperación de la demanda externa. La economía de Paraguay se mantiene concentrada en productos agrícolas, haciéndola vulnerable a condiciones económicas adversas y a precios volátiles de los commodities. Paraguay es uno de los mayores exportadores de soja en el mundo y su base de exportaciones se concentra en esta materia prima y sus derivados, junto con carne y energía.
S&P espera un producto interno bruto (PIB) per cápita de US$ 5,100 en 2020 y que el crecimiento del PIB per cápita real promedie 3% en el periodo 2021- 2023. A pesar de algunas mejoras en el frente económico e institucional, considera que la implementación general y efectividad de la formulación de políticas siguen siendo débiles. La capacidad institucional limitada continúa restringiendo el desarrollo económico y humano de Paraguay. Por ejemplo, la percepción de corrupción se mantiene relativamente elevada y refleja el débil tejido institucional del país.
Actualmente, casi 24% de la población paraguaya vive en la pobreza, mientras que la esperanza de vida al nacer es inferior al promedio latinoamericano. Además, el país posee bajas calificaciones en los Indicadores Mundiales de Gobernabilidad, tales como la efectividad del gobierno y estado de derecho. A pesar del cambio de prioridades del gobierno tras el brote de COVID-19, su agenda incluye varias reformas estructurales, como modificaciones a la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), y un nuevo marco para el sistema de pensiones de Paraguay. El avance continuo en el fortalecimiento del marco institucional del país podría estimular la inversión privada, fortalecer las perspectivas de crecimiento de largo plazo del PIB, y reducir el riesgo potencial de inestabilidad política o de las políticas, concluye el informe.