La Comisión Europea ha dicho este lunes que la última ronda de contactos a nivel técnico con los países de Mercosur para tratar de cerrar un acuerdo sobre libre comercio han permitido «avances constructivos», si bien ha evitado dar detalles sobre el nivel de progreso y concedido que los contactos deben continuar porque siguen las negociaciones abiertas, publicó hoy el portal AméricaEconomía.

«Los jefes negociadores se reunieron la semana pasada y se dieron avances constructivos, pero, como en toda negociación comercial, prima el contenido a la velocidad», ha resumido el portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, quien ha considerado que en esta fase de negociación «no es conveniente» hablar en detalle de las negociaciones.

En este contexto, el Ejecutivo comunitario ha confirmado que «siguen los contactos técnicos» entre los dos bloques, pero no ha aclarado si está previsto que en los próximos días la negociación se eleve a nivel político, a pesar de que fue un escenario previsto para la próxima cumbre de los países de Mercosur si se lograban pasos definitivos entre negociadores la semana pasada en Brasilia.

Bruselas, que habla en nombre de la UE en materia comercial, negocia sobre la base de un mandato adoptado por unanimidad de los Veintisiete -incluidos aquellos que, como Francia, expresan ahora su negativa al pacto-, por lo que los servicios comunitarios insisten en llevar la negociación técnica hasta el final y presentar ante los gobiernos el resultado final.

En esta fase, el Ejecutivo comunitario centra las conversaciones en reforzar las salvaguardas medioambientales para afianzar el compromiso de los países del Cono Sur con el acuerdo climático de París y también responder a las preocupaciones de los agricultores europeos que reclaman cláusulas espejo para que los productores del Mercosur que quieran exportar al mercado único se sometan a los mismos estándares que los europeos.

Los negociadores de ambos lados se encontraron en Brasilia con el objetivo de que fuera «última ronda a nivel técnico» para lograr cerrar los últimos escollos de una nueva relación cuyo acuerdo se anunció ya en 2019, pero cuya finalización quedó frustrada por las diferencias políticas entre los dos bloques y dentro de la propia Unión Europea.

El vicepresidente económico saliente de la Comisión Europea y responsable de Comercio hasta el pasado sábado, Valdis Dombrovskis, dijo la semana pasada tras una reunión en Bruselas con los ministros europeos que esperaba que esta ronda fuera la definitiva antes de poder elevar el asunto a nivel político, consciente de que las dificultades del pacto exigirán negociaciones al más alto nivel.

Países como España y Alemania defienden firmemente la necesidad de lograr cerrar un acuerdo de libre comercio con los países de Mercosur por sus beneficios para la UE y para no quedar atrás frente a potencias rivales como China; pero chocan con el rechazo de plano de Francia, cuyo Gobierno ha dejado claro que el acuerdo en el estado actual es «inaceptable» y busca en el resto de países de la UE buscar una minoría de bloqueo que frene su ratificación.

Pese a que el acuerdo lleva más de dos décadas sobre la mesa de negociación, sigue siendo una incógnita cuál será la base legal del Tratado que baraja Bruselas antes de presentarlo a los gobiernos europeos, aunque se da por hecho que trabaja en un acuerdo comercial de competencia europea que no requiera de la ratificación de los 27 parlamentos nacionales para evitar posibles vetos o nuevos retrasos.

Con todo, el acuerdo necesitará ser aprobado por el Consejo de la UE por una mayoría cualificada de Estados miembro y, tras el debate que mantuvieron los ministros el pasado jueves, distintas fuentes europeas consultadas por Europa Press aseguran que París no ha logrado por ahora sumar una minoría suficiente de bloqueo, aunque países como Irlanda o Polonia han dicho públicamente que tienen reservas.

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