La presidencia de BBVA tal y como está concebida hoy podría tener los días contados. Francisco González, número uno de la entidad, ocupa desde el 2000 la presidencia con poderes ejecutivos, algo que a ojos del BCE no gusta y más después del fallo del Tribunal General de la Unión Europea (TJUE). La sucesión en los mismos términos en BBVA se encontrará con este escollo, informó este martes El Economista.
La entidad gala, que aúna cuatro cajas regionales, quería nombrar a una misma persona para los puestos de presidente del consejo de administración y de «directivo efectivo» y el BCE se opuso al entender que las funciones ejecutivas y no ejecutivas debían estar separadas en el seno de un órgano de dirección. Crédit Agricole recurrió al TJUE, que en primera instancia ha desestimado los recursos y ha apoyado el criterio de la institución presidida por Mario Draghi.
«Es necesaria la búsqueda de una supervisión eficaz de la alta dirección por parte de los miembros no ejecutivos del órgano de dirección, lo que implica un equilibrio de las facultades en el seno del órgano de administración», indica el tribunal europeo. A su juicio, la eficacia de esa supervisión quedaría menoscabada si el presidente, pese a no desempeñar formalmente la función de consejero delegado, se encargara simultáneamente de la dirección efectiva.
En cualquier caso, la negativa del BCE es una opción contemplada por BBVA. De hecho, el banco ya habría elevado al organismo su propuesta.