El Fondo Monetario Internacional (FMI) mira el entusiasmo que reina en los mercados desde hace seis meses y se hace una pregunta. ¿Se justifica tanto optimismo? Su respuesta es que los inversores están adoptando una actitud “relativamente despreocupada” ante la incertidumbre que genera políticas como la desregulación financiera que propone el presidente Donald Truimp o el conformismo que parece haber en Europa pese a los problemas estructurales que arrastra la banca, falta de rentabilidad, según publicó El País.
La buena noticia es que el FMI certifica que la estabilidad financiera continúa afianzándose gracias a que la economía avanza en la dirección correcta, apoyada por un repunte de la confianza, unas políticas monetarias que siguen siendo laxas y a la recuperación del precio de las materias primas. El alza de precios de los activos refleja este optimismo en torno a las perspectivas a medio plazo.
Pero la recuperación global, como señala el FMI, hay que asegurarla y nutrirla para que se sostenga. Y aunque el equipo de economistas de Christine Lagarde asegura que el potencial es al alza, hay un gran factor de incertidumbre que genera nuevos riesgos para la estabilidad financiera. El organismo empieza directamente con Estados Unidos a la hora de identificar los puntos calientes.
Los inversores de Wall Street abrazaron las elecciones presidenciales con la expectativa de una reforma fiscal, del repliegue de la regulación y el aumento del gasto en infraestructuras. Pero si las reformas anunciadas no dan el impulso esperado al crecimiento económico y disparan la deuda, “las primas de riesgo y las volatilidad podrían dispararse”. Eso, añade, pondrá en compromiso la estabilidad lograda.
Conveniencia política
Hay más. Aunque no cita directamente a EE UU, advierte que un giro hacia el proteccionismo en los países desarrollados “podría enfriar el crecimiento y el comercio mundial, entorpecer los flujos de capital y empañar el optimismo de los mercados”. Si a esto se le suma la posibilidad de un repliegue generalizado de la regulación financiera, “podría contrarrestar los avances logrados con tanto esfuerzo”.
El FMI señala que las propuestas que plantea Trump pueden ser “políticamente convenientes”, pero advierte de que en última instancia tienen un coste que debe ser estudiado con atención. “Abandonar de una manera unilateral y sin coordinación regulaciones mutuamente establecidas conducirá a una fragmentación financiera y reavivará la carrera de mínimos en el ámbito regulatorio”, afirma.
El FMI también menciona como riesgo potencial un aumento de la deuda corporativa en Estados Unidos, por el incentivo fiscal que se está planteando Donald Trump para potenciar la inversión y la creación de empleo.
El informe del FMI elaborado para la cumbre semestral también da un toque de atención directo para Europa. Cita en concreto el peligroso cóctel de las tensiones políticas, la falta de avance en los esfuerzos por corregir los problemas estructurales del sistema bancario y los elevados niveles de endeudamiento. En este sentido, advierte de que esta combinación “podría reavivar las inquietudes”.
Nuevos riesgos
Para el FMI no vale conformarse con que haya crecido el valor de la banca europea en los mercados de acciones. La situación sigue siendo “particularmente dura” para los grandes bancos nacionales cuando se analiza su escasa rentabilidad. Es el gran reto al que se enfrenta la industria financiera. Hay demasiados bancos, tienen demasiadas sucursales y eso eleva los costes operativos. “Si la situación no se resuelve”, advierte, “podría elevar los riesgos”.
El temor de los expertos es que los mercados reaccionen de una manera brusca al cambio de expectativas, que salpicaría también a los mercados emergentes “al desencadenar nuevas salidas de capital” o poniendo en peligro a las empresas más frágiles por su elevado nivel de endeudamiento.
La situación de China también se sigue muy de cerca, porque ahí el crédito crece con rapidez y eso provocó que los activos bancarios tripliquen ya el producto interior bruto nacional. Las instituciones no bancarias también están muy expuestas. Y no es solo que el sistema financiero chino se haga más grande. El FMI advierte en su análisis semestral de que es también “más opaco e interconectado”.