El pasado mes de agosto Google recibió el primer varapalo, después de que la Justicia de EEUU sentenciara que Google había abusado de su posición dominante en el mercado de los buscadores web, creando así un monopolio ilegal.

Ahora, desde el Departamento de Justicia han vuelto a la carga contra el gigante tecnológico, y según recogen desde Bloomberg estarían valorando pedirle a la compañía que vendiera o separase las diferentes plataformas y servicios que ofrece Google con la intención de poner remedio a esta irregularidad, en lo que sería una ruptura antimonopolio histórica.

Desde el Departamento «están considerando remedios conductuales y estructurales que impedirían a Google utilizar productos como Chrome, Play Store y Android para aventajar a la búsqueda de Google y a los productos y características relacionados con la búsqueda de Google -incluidos los puntos de acceso y características de búsqueda emergentes, como la Inteligencia Artificial- sobre rivales o nuevos participantes», dijo la agencia en la presentación.

En agosto, el juez de distrito estadounidense, Amit Mehta, determinó que Google había consolidado su monopolio al pagar miles de millones de dólares a operadores de navegadores web y fabricantes de teléfonos para que Google fuera su motor de búsqueda predeterminado.

Señalan que Google obtuvo grandes beneficios y datos gracias a sus acuerdos ilegales de distribución con otras empresas. En un informe, el responsable de la oficina antimonopolio, Jonathan Kanter, sostiene que durante décadas Google ha controlado los canales de distribución más populares, lo que ha dejado a sus rivales «con poco o ningún incentivo» para competir por los usuarios.

Estos son los planes del Departamento de Justicia, pero no será hasta agosto de 2025 (un año después del juicio) que se tome la decisión final. Mientras que desde Google planean apelar esta decisión, aunque de nuevo deberán esperar hasta la resolución final para ello. Desde su blog consideran a la medida como «radical y arrolladora», además de que podría tener consecuencias negativas para el desarrollo e innovación de nuevos productos para los consumidores.

Es cierto que obligar a Google a deshacerse o a dividir su navegador web, su tienda de aplicaciones y el sistema operativo que ofrecen parece una medida demasiado drástica, y de hecho es la primera vez en más de 20 años que desde Washington tratan un caso de antimonopolio tan grande, después de que lo intentaran (sin éxito) con Microsoft.

A su vez, Google tiene otro flanco abierto, después de que este lunes otro juzgado abriera un nuevo caso contra ellos para obligar a la compañía a abrir su tienda de aplicaciones durante los próximos tres años a desarrolladores terceros para resolver otro caso antimonopolio.

FUENTE: eleconomista.es

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