En un mundo como el actual cada vez ofrecemos más nuestros datos personales: cuentas bancarias, compras por Internet, redes sociales… A la vez que las medidas de seguridad se fortalecen, también lo hace el llamado ‘ciberterrorismo’, por lo que muchos expertos creen que la tradicional contraseña debe desparecer y optar por métodos como la huella dactilar o el escaneo del iris.
Si tiene un smartphone Samsung o un iPhone probablemente haya utilizado su huella dactilar como método de protección para acceder al dispositivo. Es lo que se conoce como seguridad biométrica, un mercado que se está abriendo paso ante los problemas para asegurar los datos de los clientes y del que el inversor puede sacar tajada. En este sentido, el robo de 1.000 millones de cuentas que sufrió Yahoo! en 2016, y que contenía fechas de nacimiento, direcciones de correo electrónico o números de teléfonos, puso de manifiesto ante el gran público que el problema del conocido como ciberterrorismo puede afectar a cualquiera en un mundo en el que usamos los datos personales para casi todo: cuentas bancarias, compras online, redes sociales…
Según una publicación de El Economista, muchos expertos creen que las contraseñas al uso deben ir desapareciendo paulatinamente para utilizar métodos que sean prácticamente imposibles suplantar. Dominic Trott, Research Manager del equipo europeo de seguridad de IDC, argumenta que «dado el creciente volumen de cuentas digitales que utilizan tanto los consumidores como las empresas, ya no es realista esperar que recuerden una contraseña única. Esto significa que la autenticación multifactorial (sistema de seguridad que requiere más de una forma de autenticación) debe ser el camino y la biometría será una parte de las nuevas implementaciones».
Es el caso del uso de la huella dactilar, el escaneo del iris o el reconocimiento facial o de voz, es decir, la seguridad biométrica, un mercado que, según la consultora ABI Research, alcanzará los 30.000 millones en 2021, un crecimiento del 118 por ciento respecto a 2015. Precisamente, en ese año IDC estima que el 50 por ciento de las transacciones online utilizará la autenticación biométrica debido a una infraestructura tecnológica ubicua que permite bajos costes de implementación y amplía la aceptación por parte de los usuarios. Además, Maxine Most, directora de Acuity Market Intelligence, arguye que «en 2020, el cien por cien de los dispositivos móviles inteligentes incluirán sensores biométricos integrados como una característica estándar».
A este respecto, ¿el inversor puede aprovechar esta tendencia? Lo cierto es que sí. En Europa, sin ir más lejos, hay dos cotizadas cuyo negocio es la biometría. Se trata de la sueca Precise Biometrics y la noruega Next Biometrics. Ambas están especializadas en sistemas de huellas dactilares. Eso sí, su poco seguimiento de mercado hace que haya que ir con cautela (su capitalización es inferior a los 200 millones de euros) y asumir riesgo si se apuesta por ellas. En el caso de la primera, sólo la cubre la firma de inversión Pareto Securities, que recomienda comprar sus títulos. Según las estimaciones de los analistas, mientras que Precise Biometrics logrará triplicar su beneficio hasta 2019, Next Biometrics dejará atrás las pérdidas alcanzando los 230 millones de coronas noruegas en tres años (unos 25,4 millones de euros). Para los bancos de inversión que la cubren tiene un potencial para los próximos doce meses superior al cien por cien (este año ya se deja más de un 30 por ciento).
Una de las ventajas de este tipo de empresas es el campo de aplicación de sus productos: prácticamente cualquier mercado. Por ejemplo, el sector financiero, para evitar robos de identidad; el del automóvil, cambiando las llaves por un sistema de identificación que haga prácticamente imposible su sustracción; o el consumo online.
Más grande, ¿más seguro?
Los valores pequeños y con poco seguimiento no son para todo tipo de inversores y requieren asumir riesgo, ya que al igual que pueden generar grandes ganancias también pueden ocasionar pérdidas importantes. No obstante, hay otras firmas que, aunque no basan su negocio principal en la tecnología biométrica, pueden actuar de salvoconducto para aprovechar esta industria. Cabe recordar que en 2015 los delincuentes cibernéticos ingresaron más de 24 millones de dólares y produjeron 325 millones en costes, según PwC.
Por ello, «muchas empresas de seguridad de tecnologías de la información y desarrollo de estos sistemas pueden beneficiarse del aumento del gasto contra el delito cibernético y experimentar un notable crecimiento, generando para los inversores abundantes oportunidades en esta industria de rápida evolución», indica Yves Kramer, gestora del Pictet Security.
Es el caso se la francesa Safran, que capitaliza más de 30.000 millones de euros. Centrada en defensa, equipamiento aeronáutico y seguridad es dueña desde 2005 de Morpho, especializada en seguridad biométrica. Con una recomendación de mantener, se prevé que su beneficio mejore un 7,6 por ciento durante el actual trienio.
Lo mismo ocurre con la estadounidense Symantec, que este año ya gana más de un 25 por ciento. La empresa de software compró el año pasado Lifelock por 2.300 millones con el objetivo de ofrecer mejores soluciones en materia de ciberdefensa, ya que Lifelock se dedica a la protección contra el robo de identidad. En 2017 se prevé que su beneficio crezca un 46 por ciento.
En este grupo también se sitúa MasterCard, la única con recomendación de compra. El año pasado la compañía lanzó la aplicación MasterCard Identity Check, que mediante el escaneo de la huella dactilar o el reconocimiento facial verifica la titularidad de una tarjeta. Entre 2017 y 2019 el consenso de mercado cree que ganará un 51 por ciento más, hasta casi tocar los 5.900 millones de dólares. Los expertos le otorgan un potencial alcista del 10 por ciento (desde enero ya sube casi un 8 por ciento).
Fuente: eleconomista.es