Fachada de la FED de EE.UU. (Foto gentileza)
EE.UU. caminaba por una senda muy peligrosa: se enfrentaba a que los mayores compradores de su deuda renunciaban a la misma, mientras que la Casa Blanca preparaba una emisión histórica para afrontar un potente déficit. A pesar de todo, el país ha encontrado compradores con los que equilibrar el mercado en el lugar más insospechado: las familias y otros actores privados del propio país norteamericano. Al mismo tiempo, muchos de los pilares del mercado que parecían tambalearse, se han mantenido.
El banco central de EE.UU. empezó a vender poco a poco sus activos desde que su balance llegó a máximos históricos en abril de 2022. En aquel momento, se deshizo de tenencias de todo tipo de activos, destacando especialmente los bonos y deuda del gobierno de EE.UU. En su punto álgido, este balance llegó a rozar los 9 billones de dólares. Desde entonces, en todo momento esa cifra ha ido a la baja, exceptuando la crisis bancaria con la quiebra de Silicon Valley Bank y otros bancos regionales, que obligó a reforzar de nuevo. Actualmente, se encuentra en los 7,48 billones de dólares, tras reducir cada mes cerca de 60.000 millones.
De la mano de todo ello, la menor conjunción de compradores se ha mezcllado con una emisión histórica. Solo durante el primer trimestre, el departamento del Tesoro pidió prestados al mercado 760.000 millones de dólares y espera llevarse otros 202.000 millones hasta junio. Desde Apollo Global Management señalan: «Hay un tercio de la deuda pública de EE.UU., 10 millones de dólares en bonos del gobierno, que alguien deberá comprar». En particular para asumir un déficit presupuestario de 1,4 billones de dólares según el congreso de EE.UU. y que se financia a través del mercado.
A pesar de estos dos factores, Bernd Weidensteiner, analista de Commerzbank explica que «el mercado no está sobrecargado debido a la emisión y al abandono de un comprador tan importante». El experto señala «estamos ante un periodo de estabilización» a pesar de todos estos vientos en contra que, presuntamente, podrían disparar el rendimiento de los títulos. La deuda americana a diez años ha visto como su rendimiento se ha estabilizado en el entorno del 4,32%. Actualmente, la perspectiva de unos tipos de interés altos durante más tiempo del prevista ha impulsado su cotización pero ya ha encontrado un equilibrio que le ha liberado de la volatilidad en la que lleva inmerso desde hace dos años.
Ha habido varios argumentos para explicar cómo se han ‘compensado’ las ventas del banco central, pero el principal han sido los hogares de EE.UU., que se han lanzado en masa a por los altos rendimientos y bajo precio de los títulos norteamericanos, añadiendo equilibrio al mercado. Según datos de la Reserva Federal los bonos del tesoro en manos de este grupo han pasado de unos 671.000 millones de dólares en 2022 a 2,3 billones de dólares. Es decir, en paralelo a la venta de deuda por parte del banco central sus compras han aumentado un 242%.