El Ing. Alfredo Molinas, asesor y especialista agroambiental, compartió un análisis acerca del primer acuerdo global sobre cambio climático, el “Protocolo de Kyoto”.

El Protocolo de Kyoto, adoptado en 1997 y en vigor desde 2005, buscó reducir las  emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con compromisos vinculantes para los países desarrollados de reducir sus emisiones un 5% por debajo de los niveles de 1990 entre 2008 y 2012. Sin embargo, se necesitaron prórrogas hasta 2015.

Molinas indica que el Protocolo de Kyoto fue un fracaso internacional debido a que los países desarrollados no cumplieron con sus compromisos, lo que desacreditó los esfuerzos globales contra el cambio climático y generó desconfianza en los países en desarrollo.

En este contexto, recuerda que las emisiones de GEI que enfrentamos en la actualidad, en gran medida, son consecuencia de la industrialización y el desarrollo económico de los países desarrollados.

Durante décadas, estos países impulsaron sus economías sin considerar los efectos ambientales, emitiendo a la atmósfera millones de GEI. Liderados por Europa y América del Norte (Estados Unidos y Canadá), construyeron sus economías sobre la base del carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles, liberando grandes cantidades de CO2 y otros gases a la atmósfera.

Conclusiones

Con el análisis realizado por el Ing. Molinas, sus conclusiones son:
1. El Protocolo de Kyoto fue el primer acuerdo que trató de limitar las emisiones de GEI, pero fracasó por el incumplimiento de los países desarrollados.

2. Su fracaso promovió el “Acuerdo de París” imponiendo compromisos a todo los países, sin abordar las responsabilidades históricas. “Es por ello que se habla de responsabilidades comunes pero no históricas”.

3. Los mismos países que fallaron en el Protocolo Kyoto están liderando los esfuerzos climáticos globales, por lo que se debe desconfiar de cuán acertadas son sus políticas.

4. Los países desarrollados priorizan sus economías, por lo que Paraguay no debe aceptar cooperaciones que prometen mejorar la calidad de vida, pero frenan el desarrollo económico.

5. Paraguay debe recordar la historia de las negociaciones climáticas y exigir apoyo internacional genuino.

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