EEUU pasa al ataque en la guerra de los chips contra China. La competencia por mantener el liderazgo y el dominio de la cadena de suministros de la potente industria que sostendrá la IA y es clave para todo tipo de áreas estratégicas (defensa, coches eléctricos, componentes electrónicos), lleva al país a tomar una solución inesperada. Según Bloomberg,Biden estudia utilizar las restricciones comercialesmás estrictas que tiene en su arsenal legal contra las empresas occidentales y taiwanesas que siguen suministrando chips a Pekín.

Buscando influencia con sus aliados, Estados Unidos está considerando si imponer una medida llamada regla del producto extranjero directo, o FDPR (por sus siglas en inglés). La regla permite al paísimponer controles a los productos fabricadosen el extranjero siempre que utilicen algo de tecnología estadounidense, aunque sea una cantidad mínima.

Esta normativa, considerada draconiana por los aliados, se utilizaría para tomar medidas drásticas contra los negocios en China de la japonesa Tokyo Electron y ASML de los Países Bajos, que fabrica maquinaria para fabricar chips que es vital para la industria. Desde la Casa Blanca ya están exponiendo la idea a representantes en Tokio y La Haya como una posibilidad cada vez más probable. El gobierno de Biden aplicaría esta fórmula si ambas compañías deciden no tomar medidas duras contra Chinaimponiendo una hoja de ruta propia que convenza en Washington. La reacción en bolsa no se ha hecho esperar y ASML cede un 7,5% al tiempo que Tokyo Electron cede un 7,46%.

Estados Unidos también está sopesando sanciones adicionales sobre determinadosmodelos de chips que pueden ser determinantes en la industria armamentística, aunque aún no se conocen qué modelos puede ser los elegidos exactamente.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, dijo el miércoles en una rueda de prensa regular en Beijing que Estados Unidos «está politizando el comercio y el concepto de seguridad nacional». Lin también dijo que los «países relevantes» deberían «resistir firmemente la coerción y defender conjuntamente un comercio internacional justo y abierto para proteger sus propios intereses a largo plazo».

La perspectiva de unas normas comerciales más estrictas sugeriría que los intentos de formar un frente unificado contra las ambiciones de chips de China se han quedado cortos. Estados Unidos impuso amplias restricciones a la venta de chips avanzados y equipos de fabricación a China en octubre de 2022, y endureció esas medidas un año después, como parte de una campaña para evitar que Beijing obtenga avances en la tecnología que podría impulsar su ejército.

Esas normas han tenido un impacto de gran alcance. Han supuesto un golpe claro para empresas chinas como Huawei y Semiconductor Manufacturing International, pues les dificulta obtener suministros clave y equipo muy sensible para una industria tan refinada como la de los chips. Pero las políticas también han costado miles de millones a las empresas estadounidenses de dólares en ingresos.

La industria estadounidense de chips sostiene que ha asumido una parteinjustamente grande de la carga de esta ‘guerra comercial’, y que necesita más cooperación aliada para evitar que China pueda encontrar formas de eludir los controles existentes. Según Bloomberg, Applied Materials, Lam Research y KLA, los tres mayores fabricantes estadounidenses de equipos de chips, se han reunido con altos cargos de EEUU para explicar que las políticas actuales son contraproducentes pues, según su punto de vista, no se está logrando detener la actividad de las firmas asiáticas.

En cualquier caso, un enfoque tan estricto como el FDPR podría suponer una ruptura demasiado grande con sus aliados, provocando que se corten las opciones de una mayor colaboración en el futuro. De hecho, las empresas consultadas por EEUU, según Bloomberg, consideran que esto podría provocar el efecto contrario, que a medio plazo los gigantes de los chips renuncien a cualquier tipo de tecnología estadounidense para evitar que se les aplique este control y se les cierre el gran mercado que puede suponer China.

Un paso alternativo impulsado por la industria de chips de EEUU estaría ampliando los criterios de tecnología restringida. Es decir, incluir a determinadas empresas en los controles adicionales que se tendrían que dar si deciden seguir apostando por clientes chinos. Incluso esta opción, más moderada, que no incluiría a ASML y Tokyo Electronde inicio cuenta con gran rechazo y fuentes de ASML defienden incluso que causaría un «conflicto diplomático» entre Países Bajos y EEUU.

Pero hay un clamor creciente en Estados Unidos por la idea de tomar más medidas. En un proyecto de ley que recientemente fue aprobado por el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, los legisladores ordenaron a la Oficina de Industria y Seguridad que tome medidas, alegando que «el comité está preocupado por que las entidades extranjeras en naciones aliadas continúan tomando ventaja de los controles de exportación de Estados Unidos y de sus esfuerzos por contrarrestar adquisición de tecnología avanzada».

FUENTE: ElEconomista

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