El presidente de la República Argentina, Javier Milei, con un plan que ya se preveía destructivo y cruel en lo social, ahora también se demuestra ineficiente en lo económico. Los números no mienten: una inflación acumulada del 196,6%, una devaluación del 216% y un nuevo endeudamiento con el FMI por 20.000 millones de dólares, destaca una publicación del diario Red basada en 25 indicadores oficiales utilizadas por CELAG DATA para trazar un balance demoledor sobre la gestión del presidente argentino: caída del PBI, desplome del consumo, destrucción del empleo y más deuda externa.
Lejos de la “recuperación” prometida, el experimento libertario está generando un proceso de deterioro sostenido en múltiples indicadores sociales y productivos. A continuación, los datos oficiales que muestran un país en caída libre.
Economía achicada e improductiva
Durante este tiempo, el Producto Bruto Interno (PBI) argentino cayó de en más de 1,7% (714.464 a 702.181 (medido en pesos constantes de 2004). Por su parte, la industria manufacturera, uno de los motores del empleo, exportaciones y la producción nacional, muestra una baja del índice del 100 al 85,8. Las fábricas están utilizando solo el 58,6% de su capacidad instalada, frente al 66,4% de hace 500 días.
La inversión productiva también retrocede: la formación bruta de capital fijo pasó del 18,6% al 15,8% del PBI, es decir, se invierte cada vez menos en maquinaria, construcción y bienes productivos.
Menos consumo, más gastos
La caída del consumo es quizás el reflejo más palpable del ajuste.
En lo industrial, el consumo de cemento, termómetro de la construcción, bajó un 24% (de 12,5 a 9,5 millones de toneladas), anticipando el congelamiento de uno de los sectores más dinámicos en empleo.
Las ventas minoristas pyme retrocedieron de 100 a 95,3 en su índice. Pero no sólo a los comercios de barrio les está costando vender, en supermercados el consumo medido en volumen bajó casi un 20%, mientras que el índice de ventas cayó de 100 a 80,9.
El golpe también se siente en los hogares: hoy en Argentina hay menos personas que consumen leche (-11%) y carne vacuna (-16%). Un retroceso directo en la nutrición básica.
Tarifas y precios: impacto directo al bolsillo
En paralelo, la pobreza y la desigualdad se profundizan con la caída del poder adquisitivo. Un trabajador que gana el salario mínimo podía, hace 500 días, costear 2.757 boletos de colectivo. Hoy, apenas 696.
Para las familias la situación es insostenible: alimentar, vestir, garantizar vivienda, trasladar y cuidar niños, niñas y adolescentes, aumentó más del 100% en el segmento de 6 a 12 años de la canasta de crianza.
Todo está más caro. El porcentaje del salario que se destina al pago de tarifas se duplicó: del 5,9% al 10,3%, sin mejoras en la calidad de los servicios ya de por sí inaccesibles para muchos. Mientras tanto, el precio de la nafta (YPF CABA) aumentó en cuatro veces su valor comparado a hace 500 días.
Los jubilados son uno de los sectores más afectados por las políticas de Milei. Los medicamentos más consumidos por los adultos mayores subieron un 158%, y los jubilados con haberes mínimos pierden frente a la inflación, ya no pueden cubrir ni una canasta básica.
Destrucción del empleo formal
Las empresas que declaran trabajadores cayeron de 512.357 a 499.371, y se destruyeron más de 100.000 puestos de trabajo registrados en el sector privado. Muchas dejaron de contratar o cerraron.
También hay más gente sin laburo o buscando trabajo sin poder encontrar. El desempleo creció del 21,2% al 23%.
Al Fondo, una vez más
Si Mauricio Macri devolvió a Argentina al Fondo, Milei no quiso ser la excepción. No por nada ambos gobiernos comparten el legado del mismo Ministro de Finanzas, Luis Caputo.
La cuestión es que Macri siempre mostró su vena entreguista, a diferencia de Milei quien hizo campaña cuestionando, cuando menos, el manejo de la relación con la deuda y el FMI.