La exportación de materias primas se ha configurado a lo largo del tiempo como el motor de inversión y de crecimiento de la economía latinoamericana. Sin embargo, la variación en los precios de las ‘commodities’ y su excesiva dependencia en estos, convierten a América Latina en una región vulnerable a los cambios.
Ramón Casilda Béjar, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y profesor del Instituto de Investigación en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Alcalá), comenta en una entrevista concedida a BBVA la necesidad de que América Latina diversifique su economía para una mayor estabilidad a largo plazo.
“América Latina está esperando a que repunten de nuevo las ‘commodities’ para poder crecer, no está esperando a que repunten para profundizar en su diversificación y modernización de su sistema productivo”, añade el profesor.
Sin embargo, no solo consiste en no apostar en una única canasta, como menciona en su artículo para el Foro Económico Mundial, sino también en diversificar los países exportadores. “El único país que no depende del ciclo de las ‘commodities’ es México, que básicamente es exportador de manufacturas. Hacia esto tiene que tender América Latina. El problema es que México tiene un anclaje, que es Estados Unidos, por eso tiene que diversificar y apostar por otros mercados”, aclara durante la entrevista.
“Las multinacionales han hecho más por la integración de la economía latinoamericana que todos los acuerdos comerciales que han firmado los países».
Esta necesidad se ha intensificado tras el superciclo que tuvieron las ‘commodities’ y que proporcionó un gran crecimiento a la región. No obstante, este crecimiento no se produjo por una mejora en la inversión o por una aportación de valor en estas, sino por el aumento de la demanda y del precio de las materias primas, destacando el papel de China como importador.
De hecho, no es una situación que mejore, sino que se ha intensificado en los últimos años. Hace dos años, la Cepal elaboró un estudio titulado ‘América Latina y el Caribe y China. Hacia una nueva era de cooperación económica’, en el que mencionaba que solamente cinco productos (poroto de soja, minerales de cobre y sus concentrados, cobre refinado, minerales de hierro y sus concentrados, y petróleo) representaban el 75% del valor de los envíos realizados a China en 2013. Estos mismos productos representaban un 47% en el 2000.