Un imponderable, que sí figuraba en el manual de posibilidades, no tardó en manifestarse en el río Pilcomayo que poco después de recibir con esperanza agua abundante procedente de la alta cuenca boliviana, repite el antiguo problema de la colmatación.
Así informó el Dr. Eusebio Manuel Cardozo, representante de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) ante la Comisión del Pilcomayo, liderada por el Estado paraguayo.
“Figuraba dentro de los riesgos, pero no tan pronto como ha ocurrido ahora”, afirmó el directivo.
Explicó que la zona de la embocadura del río, dentro de territorio argentino, se ha llenado de sedimentos que se desplazan desde aguas arriba, produciendo la inevitable colmatación y, con ello, una nueva preocupación en el Paraguay, especialmente de poblaciones circundantes y numerosos productores, que dependen de esas aguas para trabajar y vivir.
El Dr. Cardozo señaló que, ante el inesperado panorama, lo que cabría que hacer es proceder a la limpieza del sector colapsado, pero que ello es técnicamente imposible hasta finales de año, cuando por efectos del calor y la sequía cíclica que provocan la disminución del caudal hídrico, el río se presenta apto para el despeje de sedimentos.
“Ahora, por más que se quiera, no se puede ingresar al sector por el riesgo que representa”, aclaró el directivo.
“Lo que sí tenemos que pensar en concretar de forma urgente es la construcción de una segunda embocadura”, enfatizó, tras señalar que para ello se requiere, en primer lugar, la voluntad y predisposición del Gobierno paraguayo para aprovechar el ofrecimiento de la Argentina de realizar esa obra para que nuestro país pueda solucionar el problema de agua en un sector del Chaco.
De acuerdo a los datos, técnicos paraguayos afirmaron que una segunda entrada de agua debería realizarse en una zona ubicada a menos de 5 kilómetros de la embocadura actual, aprovechando el declive del terreno y la posibilidad de que por este lugar pueda acceder el agua al Paraguay sin los inconvenientes que representa actualmente por culpa de los sedimentos (arena y materiales orgánicos como troncos y gajos de árboles).
Aunque considera aún lejana la viabilidad de la idea, el Dr. Cardozo dijo que es la opción más adecuada a las necesidades del país, que no debe desaprovecharse porque están en juego intereses vitales de una región rica en biodiversidad y producción.