El pasado 6 de junio el mercado recibía la actualización del plan estratégico de Repsol para el periodo 2018-2020 de manera positiva. Los títulos de la empresa se anotan una subida de más del 5% desde entonces después de que la petrolera haya presentado unos objetivos mucho más ambiciosos de lo esperado.
La firma -que forma parte del índice Eco10- se ha fijado como meta alcanzar un beneficio por acción (bpa) de 2 euros en el año 2020 estimando un barril de Brent en 50 dólares, un 34% por debajo del precio en el que se mueve el crudo ahora. En caso de cumplir con su objetivo, conseguiría un beneficio neto de algo más de 3.100 millones de euros -sus mejores resultados desde 2007- y se situaría como la gran petrolera más barata del Viejo Continente. En los precios actuales, Repsol cotizaría a 8,6 veces las ganancias estimadas para 2020, lo que supone un descuento del 50% con respecto a las 13 veces del sector.
Además, sus títulos se compran un 11% rebajados con respecto a la siguiente firma del top 10 de la industria que cotiza con un multiplicador de beneficios más barato, la austriaca OMV, con 9,7 veces. «Creemos que el nuevo equilibrio hacia un negocio más de downstream [procesamiento y transformación] es positivo para los inversores. Permite al grupo reducir el perfil de riesgo de las ganancias sin afectar a la rentabilidad de la inversión», explican desde Mediobanca.
En todo caso, las estimaciones del consenso aún se encuentran alejadas del objetivo de Repsol. Los analistas prevén que el bpa de la compañía se sitúe en los 1,68 euros en 2020, si bien desde que presentó su nueva hoja de ruta las previsiones han subido un 7%. En el caso del flujo de caja, la meta de Repsol está en 6.500 millones de euros en 2020, frente a los 4.600 millones de euros alcanzados en 2017. «Aunque este objetivo es muy ambicioso no tenemos razones para cuestionarlo en este punto teniendo en cuenta el sólido track record de Repsol en términos de cumplir con su guidance», especifican desde Kepler Cheuvreux.
«Repsol ha emergido del ciclo bajista del petróleo más fuerte, con un negocio de exploración y producción de costes más bajos, una unidad más rentable de refino y marketing y un balance más saneado. Y ahora ha cambiado su foco hacia el crecimiento y el aumento de la retribución», explican desde Goldman Sachs.
Con la subida de los últimos días, la petrolera ya acumula una revalorización del 17% en lo que va de año y se sitúa en los 17,28 euros, lo que supone su nivel más alto desde mediados de 2017. De este modo, apenas le queda un recorrido del 4% hasta su precio objetivo y tiene una recomendación de mantener.
Fuente: elEconomista.es